La Roja está lejos de Qatar 2022. Para muchos, es momento de comenzar a pensar y a trabajar de cara al mundial del 2026. Pese a que a la ‘Generación Dorada’ aún le quedan las últimas balas, es tiempo de hacerse a la idea de que nuevos jugadores deberán tomar la posta de los históricos.
Es en ese contexto donde Ben Brereton Díaz asoma como el gran líder. Su impacto en el equipo y en los hinchas es indiscutible. Ante Argentina demostró una vez más que es un jugador fundamental para el equipo. Tres goles en Eliminatorias más otro en Copa América en apenas solo unos meses desde su debut.
Lamentablemente, Ben Brereton no es producto como tal del fútbol chileno. Es un jugador que nos eligió (recordemos, gracias a la gestión de Reinaldo Rueda para traerlo) pero que no fue formado en Chile. Y ese es el principal problema a futuro, puesto que los jóvenes en los clubes nacionales siguen sin explotar al nivel del ariete del Blackburn o de la ‘Generación Dorada’.
La única forma de no llegar a una ‘Breretondependencia’ es que la ANFP se vuelva seria y deje de ser inoperante. Que el proyecto que tiene en mente Francis Cagigao de frutos. Que los clubes inviertan en divisiones inferiores e instalaciones. Que los dirigentes nivelen hacia arriba y no hacia abajo. Que los representantes dejen de entrampar el crecimiento de los jóvenes. Que los equipos vuelvan a ser competitivos.
En fin, el futuro de la selección depende de todo lo que se ha reclamado por años. La ‘Generación Dorada’ está en su ocaso y su éxito no se tradujo en mejorar el fútbol chileno.
Algunos nombres jóvenes como Marcelino Núñez intentan subirse al carro, pero pese a todo, siguen sin tener lo necesario para tomar la posta de los jugadores más ganadores en la historia de Chile. Brereton, tal como ante Argentina, da la sensación de ser un oasis en medio del desierto de cara al futuro de La Roja.
